Comenzamos desde las ganas de viajar. Conocer, aprender, compartir. El viaje como una incertidumbre, como un repreguntarse la realidad en que vivimos, que construimos y que nos transforma.
Consideramos el juego como un lenguaje, como una herramienta de comunicación y comunión. Una forma diferente de relacionarnos, recreando los vínculos entre nosotros y con los lugares que habitamos. A través del intercambio y recopilación de experiencias lúdico-educativas queremos acercarnos a diferentes territorios. Conectarnos con diferentes organizaciones sociales, empaparnos de sus luchas, de sus realidades y desde ahí poder repensar nuestra realidad como continente, compartir alegrías y miserias de esta América, de esta historia compartida, que nos atraviesa, nos conecta, nos enreda, desde la cual pararnos e imaginar un futuro diferente, a construir.
"El mundo del revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela" (Galeano, Patas Arriba)
Creemos que el juego logra que los sujetos se compenetren de tal forma en él, que funda una realidad momentánea y mágica, un espacio-tiempo abstraído de lo cotidiano con sus propias reglas. El poder vivenciar este círculo de juego permite, a quien se juegue, empezar a cuestiona ciertas reglas y estructuras de la realidad cotidiana; no tomarlas como algo acabado, inmodificable. Poder a empezar a cuestionar la realidad del día a día es empezar a tender hacia la libertad. Vemos en el juego un motor de creación y un posible agente desnaturalizador de lo cotidiano. Una herramienta posible de ser usada para preguntar y preguntarse, para preguntarnos juntos.
"No se trata de aplicar el juego como un instrumento pedagógico (...), sino de aprender de y desde el juego. (...) Aprender valores, aprender relaciones vinculares humanizadas, aprender a aprehender de otra manera que no sea alienante (...), aprender a ser responsable, aprender a arriesgarse y a "jugarse" por lo que creemos justo y que vale la pena, aprender un rol de coordinador que respete a las personas, con sus propios saberes, aprender que nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo (...)" (Mariano Algava)

viernes, 1 de julio de 2011

Jugando en AMAUTA



       El primer día del mes de julio, compartimos una jornada de juegos junto a los niños, niñas y adolescentes del centro educativo AMAUTA. La jornada comenzó con los más chiquitos, que recién abriendo los ojos fueron animando el salón presentándose primero como abuelitos sin dientes. El cuerpo se fue aflojando con el juego “aceite cocodrilo”, en el que los niños fueron proponiendo que partes del cuerpo “menear”.  La ansiedad se visualizó cuando apareció el globo y todos querían agarrarlo sin importar mucho la consigna. En la foto se los puede ver divirtiéndose con el cartero, desesperados por encontrar un lugar donde sentarse.


Las caminatas estuvieron acompañadas de la creatividad de los niños, que mostraban cómo representarían a un cangrejo, un camello, un elefante y un canguro. En la foto se los puede ver a los más pequeñitos con sus pinzas de cangrejo.

 

Ya iba apareciendo el siguiente grupo cuando terminamos con la danza del cocodrilo y un hermoso abrazo caracol. Con el segundo grupo comenzamos presentándonos con la cornisa y el desafío de ir acomodándonos según la primera letra de nuestro nombre en orden ascendente. El cacique fue ayudando a aflojar el cuerpo, mientras uno intentaba adivinar quién era el que iniciaba el movimiento.
 

La energía llego a su punto máximo cuando había que pincharle el globo al compañero. Y luego trabajamos la cooperación con la tela, que simulaba ser una nube, y entre todos debían pensar una estrategia para que nadie cayera, mientras la nube iba disminuyendo en tamaño.

 
En la foto se los puede ver haciendo rebotar la pelota en la tela intentando entre todos que rebote varias veces sin caerse; pensando estrategias en equipo y trabajando la coordinación. 

La diversión fue finalizando con la danza del “amishi” del que todos participaron con entusiasmo.



El último turno fue el de los adolescentes, con el que comenzamos presentándonos tejiendo la telaraña y después intentando embocar una lapicera en una botella, desafió que implicaba la coordinación grupal.





Todos los juegos fueron orientados a trabajar la cooperación y el trabajo en equipo; cambiando las reglas del vóley, la cinchada y el juego de la silla, en el que terminaron todos abrazados ayudando a no caerse como se ve en la foto.

 
 
                                                    



Después de terminada la jornada nos quedamos con los niños y las seños compartiendo un lindo día al aire libre en la finca, donde se encuentra la escuelita. El famoso mate argentino se hizo bien popular entre los niños y niñas, que bien amargo provoco grandes muecas y con azúcar les termino de encantar.

1 comentario:

  1. ¡¡Que genial como laburan!! y cuantas dinámicas de grupo me gustaria conocer para usar los días de lluvia. Que bueno ver todo esto..

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